Claves de la terapia regresiva. Parte 2
En este segundo artículo sobre las Regresiones y su capacidad terapéutica quiero hablaros de sus beneficios a la hora de trabajar sobre dificultades en las relaciones de cualquier ámbito (en el trabajo, las parejas, etc. ) o con personas concretas (la relación con mi madre, con mi hijo…)
Como os comentaba en el anterior artículo, debemos inducir a la mente a buscar en su subconsciente las vidas relacionadas con lo que está causando incomodidad o dolor en esta, impidiendo que la mente divague y se vaya a vidas pasadas que no nos aporten lo que necesitamos ver.
En el caso de tratar dificultades en los vínculos esto es de suma importancia, porque revisaremos los diferentes encuentros álmicos con esa persona de nuestra vida actual, y el hilo conductor de nuestro desafío vital con ella.
Es igualmente importante en caso de revisar patrones inconscientes de relación que me condicionan a vivir el mismo tipo de desafíos aun con personas diferentes. En Regresiones, incluso cuando no trabajamos vínculos, revisamos los encuentros álmicos que se puedan dar reconociendo a personas de nuestro entorno en función del papel que juegan en nuestra vida a nivel evolutivo.
Se resumen en tres categorías:
Almas Afines: Personas con las que nos vamos encontrando en diferentes vidas y cuyo encuentro siempre resulta impulsador, confiable y cercano.
Almas Gemelas: Almas cuyo propósito y evolución de vidas está ligado. Digamos que tienen su propio proceso personal y otro en común. Puede darse en la familia de origen, en amistades y también en pareja.
Almas Kármicas: Estos encuentros siempre, siempre, representan un desafío vital intenso, y guarda un inmenso regalo de crecimiento, dure lo que dure y se dé como se dé. Se da en muchas ocasiones en la familia y por supuesto en el área sentimental, pero puede darse en cualquier ámbitos.
En este mismo blog, tengo tres artículos donde profundizo sobre estos encuentros:
Para localizar estos encuentros álmicos, el terapeuta debe saber identificarlos y elevarlos al consciente haciendo los puentes necesarios para acceder al reconocimiento desde el Alma. Esto sucede mucho más allá de la razón y se siente profundamente en caso de que lo sea.
En el caso contrario, si no es un Alma con la que nos hayamos encontrado, claramente, no la reconocemos, aunque su papel en esa vida sea el más significativo de todos los encuentros.
Esto se debe a que no todas las personas que nos encontramos forman parte de nuestro “entorno” evolutivo necesario, también llamado “pacto entre Almas”.
En cuanto a cómo y porqué resulta terapéutico revisar estos encuentros, la respuesta está más allá de lo que podemos juzgar o razonar y se mueve más en las sensaciones y claramente, las emociones, pues desde ahí alcanzamos un reconocimiento y un descubrimiento de porqué y sobre todo, para qué estoy viviendo este desafío relacional.
Es decir, y como suelo decir en mis conferencias, da sentido a todo lo que estamos viviendo, incluso a aquello tan doloroso o desafiante.